martes, 10 de noviembre de 2009

Felicidad.


La felicidad completa no existe, sólo existen momentos felices que hacen que te des cuenta, cuando eres viejo, de que la vida merece la pena vivirla.

sábado, 24 de octubre de 2009

Protesto!

A mi no me avisaron de que el dolor dolía tanto.

martes, 29 de septiembre de 2009

Jugar, jugaremos.


A veces, la vida se hace tan sumamente complicada, que sólo queda coger un bus para llegar antes a la siguiente parada.

martes, 18 de agosto de 2009

Soñar



Dicen que soñar es delicioso. Casi como morder un melocotón maduro un día de calor agobiante. Dicen que te permite cerrar los ojos, volar, sonreír. Es dulce. Es como esos gummies verdes que siempre te regalo. Soñar es como amar.

Pero siempre hay gente a la que se le hace difícil soñar.

lunes, 8 de junio de 2009

David



Lo vi. Estaba sentado en el bar aquel de las mesas azules. La maleta a sus pies me susurró que no era de aquí y su sonrisa brillante me habló de que merecía la pena conocerle. La seguridad de los gestos, la gracia al contemplar a los demás me encandilaron. Pero lo mejor de todo era el estilo. A pocos hombres había visto yo que tuvieran tan buen gusto para vestir. Aunque también se podría decir que la percha, es la percha.

Me acuerdo de esos días. Era la semana de la moda aquí, en Roma, y el bullicio hervía. Yo llevaba únicamente la funda con la Canon. Y parece que es ella la que elige los instantes. Así que la saqué del bolso y la apoyé en la mesa.


- ¿Fotografiamos Roma, entonces?

domingo, 7 de junio de 2009

Âme


Te encantaba mirarme las piernas. Siempre me decías que la perfección para la vista eran unas piernas largas con tacones insufribles. Te gustaba ver como mi falda iba abrazando mi cadera y mis muslos, hasta tocar el suelo. Siempre me alejabas un poco de ti para admirar el conjunto, lencería de encaje, mis piernas bronceadas al sol y esos manolos abiertos.

Bromeabas hablándome de amor, de sueños utópicos para los dos. De desayunos en la cama o de días lluviosos acurrucados junto al fuego. Jugabas con mi cuerpo como si fuera un muñeca. Me besabas, me arañabas, me marcabas entera.

Y me gustabas. Aunque sólo fuera por cómo sonreías cuando me escapaba de tu habitación por la mañana, intentando no hacer ruido, con los tacones en la mano.



Foto by Âme Noire ( http://aquelloshombres.blogspot.com/ )

viernes, 5 de junio de 2009

La velada


Miradas cálidas y sonrisas nerviosas. Manos entrelazadas y suspiros silenciosos. Palabras quedas y sonidos únicos. Luz de las velas y vino tinto. Alegría, tristeza y amor. En el mismo lugar, momento, sensación.

Noto tu mano acariciando la mía. Y cómo con la otra viertes más vino en mi copa vacía. Miro el líquido, que resplandece por el tenue color de las velas.

Levanto la mirada y tienes una sonrisa en la cara, y mis mejillas se encienden. Siempre has tenido la facilidad de hacerme sentir nerviosa con solo una mirada. Un suspiro silencioso sale de mi boca y se desliza por mi escote y hace que mi corazón se acelere.

Nerviosa, cojo la copa y la levanto, tu copa se acerca a la mía y se oye el suave tintineo de los cristales al chocar. "Por una buena velada"

Acerco la copa a mis labios y bebo lentamente. "Sí, una buena velada"




Yo preparo la cena, ¿quién me acerca el romanticismo?

miércoles, 13 de mayo de 2009

Nunca volverás a tatuar mi cuerpo con partituras en clave de fa.


Necesito las teclas de un piano. Una melodía improvisada y melancólica. Tumbarme en una alfombra roja y cerrar los ojos sintiendo como las notas resbalan por mi cuerpo y me llenan de sensaciones.

Notar como mis manos acarician mi cuerpo al compas binario de la música. Y ver tus dedos deslizándose por las teclas, acariciando el marfil, como si fuera un cuerpo de mujer. Como si quisieras redescubrir cada milímetro de su piel y grabarlo en tu memoria. Como yo te grabé a ti.

Siento la música en mi interior, mis oidos la oyen aunque no esté sonando. Y necesito la calma de un melodía triste de piano. Que brote de tus yemas a mi corazón y me estremezca.

Recuerdo la primera vez que te escuché tocar, cerré los ojos, como hago en este momento al revivirlo y dejé que tu música me transportara a un lugar únicamente nuestro. Donde aún te escucho en sueños, tocando.

Y tu melodía acaricia mi cuerpo como lo harían tus manos, redescubriendo, también, cada curva de mi cuerpo, cada textura y cada sensación. Me tocas, me besas, mi cuerpo se alza hacia ti anhelándote.

Y hoy sólo puedo recordar tu música, sentirla dentro de mi en mis fantasías. Nunca más tocarás para mi. Nunca me volveré a tumbar en la alfombra roja de tu salón y dejaré que tu melodía me envuelva en melancolía. Me inventaré lugares nuevos a los que viajar en mi solitaria soledad. Nunca volverás a tatuar mi cuerpo con partituras en clave de fa.

Y hoy necesito tus manos interpretando para mi tus sentimientos.

Él.


Mi mayor recuerdo, Él. El mejor, Él. El más agradable, Él. El más habitual, Él. El más triste, Él. El imprescindible, Él. El doloroso, Él. El necesario, Él. El decepcionante, Él. El que ayuda siempre, Él. El que me hace sentirme única, Él. El que me hace pequeña, Él. El que me saca sonrisas, Él. El que me hunde, Él. Mi recuerdo... Él.